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Felipe Montero, un historiador, profeso auxiliar en escuelas particulares y acostumbrado a leer y organizar papeles antiguos, descubre un extraño anuncio en el periódico, pues considera que todas las características solicitadas coinciden con las de él. A pesar de eso, no le toma importancia y regresa a su rutina. Al siguiente día, revisa el periódico y se da cuenta de que el mismo anuncio esta publicado, ahora con un sueldo mayor, lo cual le parece atractivo.

Felipe se dirige a buscar la dirección colocada en el anuncio. Encuentra el edificio, toca la puerta y extrañamente se abre frente a él, permitiéndole el paso a una casa totalmente en penumbra. A punto de encender un cerillo, escucha la voz de quien supone es una mujer, diciéndole el camino y el número de pasos que debe realizar para llegar hasta el lugar indicado. Sube unas escaleras y llega hasta un cuarto oscuro, iluminado por gran cantidad de veladoras, artículos religiosos y muebles viejos; al final, una persona de edad mayor, acostada sobre su cama que le dice que el trabajo consta de acomodar, organizar y de cierta manera reescribir las notas que su esposo muerto había hecho en su exilio en Francia, con la condición de que él se quedara a vivir en su casa.

Aura, la sobrina de la señora, se acerca de manera repentina a Felipe, quien le muestra el cuarto en el que se hospedará, el cuarto más iluminado de todos por encontrarse en la parte más alta del edificio. Aura es la persona más hermosa y con los ojos azules más bellos que jamás él había conocido, enamorándose desde la primera vez.

La situación en la casa era extraña pero aún no fuera de lo normal, cenaba con Aura, y ocasionalmente desayunaba con la señora también, sin embargo, cuando eso sucedía, ella y su sobrina se comportaban de una manera muy extraña, pues Aura solo se movía si la señora Consuelo lo hacía.

Poco a poco, Consuelo, le fue entregando los documentos que tenía que revisar Felipe y reescribir para que sean públicos, en los cuales él puso mucho tiempo y empeño, alejándose de lo que sucedía en la casa. Sin embargo, Felipe cada día se enamoraba más de Aura, hasta que un día la encontró en su cama y el amor que sentía por ella se volvió más grande y preocupante ante la situación en la que vivía, pues Felipe comenzó a reflexionar sobre todas las acciones que Aura debía tener con su tía y la dependencia que existía entre ambas.

Al leer lo que el coronel había escrito, se iba dando cuenta que cuando conoció a Consuelo, ella era muy pequeña y hermosa y conforme descubrió más documentos y fotografías descubrió que la señora consuelo era muy parecida, de hecho idéntica a Aura y que el coronel se parecía tanto a él, como si Felipe se observara en un espejo.

Aura le pide que se vean en el cuarto de Consuelo en la noche, y el asiste, dándose cuenta que mientras ella le pide amarla por siempre y a pesar de todo, ella se convierte en un señora más vieja y finalmente en Consuelo. Ella le contesta que juntos podrán regresar la juventud de Aura y la belleza de la que tanto se había enamorado.

Fuentes C. (1962) Aura. Ediciones Era, México 


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    Abril 2013

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